Melgaço, el municipio más septentrional de Portugal, es un rincón encantador donde la historia, la naturaleza y la cultura se entrelazan. Rodeado de montañas y bañado por el río Miño, este destino es ideal para quienes buscan autenticidad, paisajes verdes y un viaje con alma.
El casco antiguo, presidido por los restos de su castillo medieval, invita a perderse entre callejuelas empedradas, casas de granito y rincones que parecen detenidos en el tiempo. Muy cerca, el Parque Nacional da Peneda-Gerês despliega sus bosques, cascadas y senderos perfectos para explorar a pie.
Melgaço también es tierra de vino: aquí nace el Alvarinho, un blanco fresco y afrutado que puedes degustar en bodegas familiares y modernas quintas. Además, ofrece termas, museos, aldeas tradicionales y una gastronomía rica en sabores del Miño.
El casco antiguo, presidido por los restos de su castillo medieval, invita a perderse entre callejuelas empedradas, casas de granito y rincones que parecen detenidos en el tiempo. Muy cerca, el Parque Nacional da Peneda-Gerês despliega sus bosques, cascadas y senderos perfectos para explorar a pie.
Melgaço también es tierra de vino: aquí nace el Alvarinho, un blanco fresco y afrutado que puedes degustar en bodegas familiares y modernas quintas. Además, ofrece termas, museos, aldeas tradicionales y una gastronomía rica en sabores del Miño.
Melgaço es ese tipo de lugar que sorprende por su sencillez, su belleza natural y su arraigado sentido de identidad.
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