Situada a orillas del río Tâmega, en el distrito de Oporto, Región Norte de Portugal, Amarante es una de esas ciudades portuguesas que enamoran a primera vista. Su ambiente tranquilo, sus calles empedradas y el reflejo de los puentes sobre el agua crean una postal perfecta que invita a pasear sin prisa.
El puente de São Gonçalo, símbolo de la ciudad, conecta las dos orillas del casco histórico y regala unas vistas preciosas tanto de día como al atardecer. Muy cerca se encuentra la Iglesia y Convento de São Gonçalo, uno de los monumentos más visitados, donde la historia y la devoción se mezclan con la arquitectura barroca.
Perderse por las calles antiguas de Amarante es descubrir casas de piedra con balcones coloridos, pequeñas plazas y rincones llenos de vida. Además, la ciudad es conocida por su tradición pastelera: los famosos dulces conventuales, perfectos para acompañar un café frente al río.
Amarante no solo ofrece patrimonio y cultura, también es punto de partida para disfrutar de la naturaleza del valle del Tâmega, con senderos, bodegas y paisajes verdes que invitan a desconectar.
📸 En esta entrada comparto algunas de mis fotos de Amarante, un destino que combina historia, encanto y serenidad. Sin duda, un lugar al que siempre querrás volver.
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